No me gusta estudiar. Mi cerebro no está diseñado para hacerlo. Pero de cualquier manera tengo que estudiar, ¿qué hago?En primer lugar, a nuestro cerebro sí le gusta estudiar. Lo hace constantemente, aunque no lo queramos.
El chiste es cómo hacemos que se concentre en lo que nosotros deseamos en lugar de divagar de una cosa a la otra. Es un reto, pero a nuestro cerebro – al de todos – le gustan los retos. ¿Por qué a tanta gente le gusta resolver crucigramas, o sudokus, o armar rompecabezas? ¿Por qué nos gusta jugar al dominó, al ajedrez, a las cartas? ¿Por qué nos gusta competir en distintos deportes, o leer novelas de espionaje y suspenso? Porque a nuestro cerebro le gustan los retos. Al menos, cierto tipo de retos: aquellos que encuentra interesantes y para los cuales vislumbra sin demasiada dificultad una salida. Me explico: si algo es demasiado fácil, a nuestro cerebro le da flojera. ¿Qué tiene de interesante volver a sumar 2 + 2, o jugar “gato”? (Claro, siempre y cuando sepas sumar con facilidad y jugar “gato” con destreza.) No es entretenido escuchar una y otra vez algo que ya sabemos, precisamente porque a nuestro cerebro le gusta ser desafiado. Quiere siempre algo novedoso, distinto, retador. Pero no tanto como para que resulte incomprensible, o demasiado difícil. Si entráramos a una lección avanzada de física cuántica, sin tener ni idea de lo que significan las fórmulas ni los términos empleados por el maestro, nos aburriríamos profundamente. Por eso es imposible que todas las clases que tomamos en la escuela sean siempre entretenidas. Como los alumnos tienen distintos niveles de conocimientos, es muy difícil para los maestros encontrar el nivel perfecto para todos, es decir, un nivel que resulte desafiante, pero no demasiado desafiante, para todos los cerebros que están en clase. |
Alumnos de la Universidad de Bolonia, Italia, a finales de la Edad Media. Algunos cuchichean, otro duerme una siesta.
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Video de la derecha: El evento más humillante en la vida de Michio Kaku, físico teórico, futurista, comunicador. Por favor fíjense, además de en su argumento, en la expresión empleada por Kakyu al final del clip. |
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Lo importante es que tú como alumno tomes conciencia de estas dos cosas: uno, a tu cerebro le gustan los desafíos, como al de todos. Dos: los desafíos que le gustan son aquellos que, habida cuenta de sus habilidades, conocimientos y destrezas, le parecen novedosos pero no imposibles.
Por eso es que, en la medida en la que aprendes y acumulas conocimientos, más y más te va a gustar continuar aprendiendo. Ya verás. De hecho, la sed de conocimientos es insaciable. |
Polen de bugambilia. (Science photo library)
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